A pesar de su proximidad a Santander, se adapta perfectamente a esta parte de litoral cántabro plagado de acantilados que bien podrían ser el escenario ideal para cualquier aventura de tesoros y piratas.
Arnía, Covachos y Somocuevas son tres de los secretos mejor guardados de los alrededores, con playas vivas, moldeadas a diario por la erosión del mar, del viento y de las mareas.
La playa de Covachos
La playa de Covachos se encuentra situada en la localidad española de Soto de la Marina, en el municipio cántabro de Santa Cruz de Bezana.
Con marea alta, el Cantábrico se muestra embravecido y rodea el Islote de Castro, los restos de un antiguo valle fluvial erosionado. Mientras que con la marea baja, sucede uno de los fenómenos naturales cumbre de la Costa Quebrada: cuando el mar se retira y dibuja una formación geológica
Lo sorprendente es que un tómbolo se comunica con la isla a través de una preciosa línea de arena que conecta la playa como un puente igual de hermoso que frágil.
Eso sí, los bañistas que se aventuran hasta él deberán tener muy presente el horario de las mareas si no quieren verse en un aprieto.
Arnía: playa y piscina natural
¿Playa o piscina natural? Arnía tiene las dos cosas en un paraje excepcional enclavado en el municipio de Piélagos. A pesar de que cada una de las playas de la Costa Quebrada tiene su propio carácter, tal vez la más representativa sea este arenal.
Hay pocos lugares como éste en los que poder contemplar de un solo vistazo la antigüedad de la Tierra. Si no fuera suficiente, al otro lado de la playa de La Arnía, se abre al ímpetu del mar una plataforma abrasiva que se llena al modo de enorme piscina natural en la que poder bañarse en medio de una atmósfera evocadora y mítica.
Nudismo en somocuevas
Situada en la localidad de Liencres, en el municipio de Piélagos, se llega en coche. Desde el lugar del estacionamiento, hay que seguir una pequeña senda de tierra hasta el acceso a la playa. Una lona colgada en la barandilla al inicio de la escalinata que baja hasta la arena lo deja bien claro: la playa de Somocuevas es nudista (para los de siempre, para los de ahora y para los demás).
Aquí los bañistas se mezclan libremente, cada cual buscando su lugar favorito, junto al acantilado o pegados a la orilla del mar, sea con traje de baño o no, aquí se viene a disfrutar del mar turquesa y fresco del Cantábrico. Esta playa es la más concurrida en Agosto.
El madero: una playa secreta
No es una de las playas más bonitas, pero ellas tienen una característica de la Costa Quebrada, es un tesoro geológico de una belleza emocionante.
En tiempos remotos, las dos paredes de piedra que forman la estrecha ensenada que ocupa la playa era solo una grieta unida en una de sus partes, pero el mar se encargó de ir ensanchando hasta dejar la playa actual. Con la marea alta, el fondo se llena del agua del mar que pasa a través de un pequeño embudo.
Un mar de arena en Liencres
Desde el mirador, se aprecia como el verde se funde con la arena del sistema dunar más importante del Cantábrico. Hay que adentrarse en este singular mar de arena para hacerse con todos los secretos del Parque Natural de las Dunas de Liencres, el más importante del Cantábrico.
Está formado por calas y dos playas de gran belleza, Valdearenas, paraíso para amantes del kitesurf y otras modalidades de viento y olas, y Canallave.
Además, tirando hacia el interior, suma la totalidad del Estuario del Pas y gran parte de La Picota que funciona como uno de los miradores más espectaculares de Cantabria.
El plato estrella
El río Pas es la referencia imprescindible a la hora de hablar de uno de los platos estrella de Cantabria, las angulas.
La riqueza angulera del río Pas es mítica entre los aficionados a este exclusivo producto que levanta pasiones entre los meses de noviembre y marzo: se unta la rebanada de pan tostado con su ajo y se forma montoncitos de angulas a la medida de cada bocado.
En temporada es fácil ver a los pescadores locales con su luz, cedazo y caldero en la desembocadura del Pas, mejor en luna menguante.
Una tarde a la luz del faro de cabo mayor
Desde el Mirador del Cabo Menor, junto a la ensenada de Mataleñas, se tiene una vista lejana del Faro de Cabo Mayor sobre el acantilado, presidiendo la entrada a la Bahía de Santander.
El Faro de Cabo Mayor cuenta con más de 30 metros de altura y el más importante de Cantabria. Lleva ahí desde el 15 de agosto de 1839 y desde entonces sigue marcando el camino en el mar, solo que ya no hay fareros.
Por eso ahora las instalaciones han sido reconvertidas en un centro de arte de inspiración marinera. Junto al faro, hay un bar desde el que despedir el día con una copa y vistas de lujo.